La energía eléctrica que nos suministran las empresas de energía no es todo lo estable que las empresas eléctricas quisieran y, en determinadas ocasiones, se ven obligados a suministrar energía procedente de grandes acumuladores de energía. Uno de los problemas que tienen estas baterías es el llamado efecto memoria, es decir, conforme se van usando su capacidad va disminuyendo progresivamente, al igual que ocurre con las baterías de los ordenadores portátiles o la de los smartphones. Una batería de estas características, para usar en aerogeneradores o instalaciones fotovoltaicas, no es precisamente barata y suelen resentirse mucho ante los ciclos de carga y descarga, sin embargo, parece que un equipo de la Universidad de Stanford habría desarrollado un nuevo electrodo nanoestructurado capaz de resistir 40.000 ciclos de carga sin perder significativamente su capacidad de almacenamiento.
El equipo de trabajo, dirigido por el profesor Yi Cui, afirma que este trabajo es un gran paso hacia una nueva generación de baterías de bajo coste y alta duración que podrían servir para aumentar la capacidad dealmacenamiento de energía eléctrica y, por ejemplo, aprovechar mucho mejor las energías renovables. Si tenemos en cuenta que, con estas baterías, unos 40.000 ciclos equivalen a unos 30 años de funcionamiento, el trabajo de este equipo es bastante interesante porque habrían dado con un sistema de almacenamiento de energía capaz de funcionar durante 30 años seguidos viendo mermada su capacidad en un 17%.
Curiosamente, la batería se basa en los mismos principios que las baterías de iones de litio o los iones de potasio:
Para el almacenamiento de energía para el suministro eléctrico, la batería es de un tamaño considerable pero usar iones de litio o iones de potasio no es problema porque son materiales abundantes y baratos
La batería estaría compuesta con un compuesto de hierro y cianuro, el llamado pigmento azul de Prusia, en el que sustituyen la mitad del hierro por cobre y formando unas nanopartículas cristalinas que se depositan sobre un sustrato de carbono formando el electrodo. Tras esto, la batería se formaría sumergiendo los electrodos en un electrolito, en este caso, una solución de nitrato de potasio.
Comparando el 83% de capacidad tras 40.000 ciclos de carga con las baterías de plomo actuales que se degradan con unos cientos de ciclos o las iones de litio que llegan hasta los mil y, además, sabiendo que estos electrodos demuestran una eficiencia energética del 99%, el trabajo del equipo de Stanford abre la puerta a una nueva generación de baterías “casi perfectas”:
Comparadas con cualquier otra batería, este electrodo es absolutamente el mejor
Aunque no todas las voces son tan optimistas, desde el MIT apuntan a que si el equipo de Stanford es capaz de desarrollar un proceso de fabricación con costes no muy desmesurados y, además, se pudieran desarrollar baterías mucho más manejables, podría ser el comienzo del fin de la degradación de las baterías.
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