El doctor Joel Yang del Instituto de Investigación de Materiales e Ingenieria (IMRE) junto a un grupo de científicos de Singapur, ha conseguido mejorar el proceso de fabricación de las unidades de discos duros en base a una capa de solución salina sobre la superficie del disco que permitiría aumentar la densidad de grabación de datos a seis veces la capacidad actual.
Este descubrimiento podría aumentar considerablemente la capacidad de los discos duros sin un incremento drástico en los costos de fabricación y comercialización, siempre y cuando la tecnología SSD no mejore sus costos. Yang de 32 años y que trabaja en conjunto con el MIT gracias a una beca que obtuvo en 2004 para un posgrado (32), asegura que este proceso de fabricación podría comenzar a utilizarse en 2016, “cuando las técnicas actuales se queden sin combustible y los fabricantes de discos duros precisen encontrar métodos alternativos de aumentar el espacio”, aclaró.
El cloruro de sodio, más conocido como sal común permite al patrón de bits que se encuentran en la superficie del disco magnético un mejor orden y distribución de cada clúster. En el formato actual la distribución de este sistema de archivos irregular y lineal es al azar y sin muchas posibilidades de controlar, lo que permite alojar 1 bit de datos por cada 7 nanómetros de ancho de superficie.
Yang descubrió que un grano de sal de 10 nanómetros se puede alojar también 1 bit de información, pero al tener una capacidad de ordenamiento mayor, la densidad de almacenamiento (que originalmente Yang pensaba duplicar con este experimento) se sextuplicó pasando de 3 Terabytes a 18 Terabytes en el mismo disco duro, tal como se ve en la imagen de abajo.
Lo único que no aclaró el doctor Yang es si estos discos podrán ser utilizador por usuarios con hipertensión arterial (sé que es malo, pero es el único chiste que se me ocurrió…)
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